Nuestro Gran Día: Enzo está aquí
Hoy es día 5 de Marzo, estoy con una amiga que ha venido a pintar la habitación de Enzo. Entre risas, charlas y confesiones tengo una contracción, como tantas otras que había tenido desde la semana 34 no le di más importancia ya que sólo notaba que la tripa se ponía dura. Llega la hora de acompañar a mi amiga a la Estación de Tren, al llegar a casa otra contracción, otra vez sin darle ninguna importancia no había dolor.
Por la noche me puse a ver la tele y a trastear con el móvil y de repente me empiezo a marear y a ver chiribitas. Ahí es cuando pensé, es hora de cenar!!! Hice la cena, me puse a comer y todo pasó, no tenía mareo ni chiribitas. A las 22:30 llega mi marido de trabajar, se pone a hacer la cena y come mientras estamos hablando de cómo le ha ido el día, etc…
Decidimos ir a la cama a ver la tele y seguir charlando, de repente siento como si me meo y yo pensé vaya por Dios pero si parezco una cría, me meo encima y ya no controlo. Voy al baño y veo que al secarme sale el papel algo rosadito a lo que yo me pensé anda mira esto debe ser el tapón mucoso, vuelvo a la cama y de nuevo se escapa líquido, y le digo a mi marido, creo que he roto agua, a lo que él responde; no puede ser pero si sólo estas de 37 semanas. Mi instinto fue llamar a mi madre eran las 1:15 de la mañana. Coge el teléfono mi madre y me dice que pasa Miriam, y yo le pregunto cómo una ingenua; “mamá cómo es romper aguas” a lo que ella responde “ Haz que estornudas, te ha salido líquido y haz cómo si toses te ha salido líquido?” y yo “ Sí mamá las dos veces”, ella “pues hija mía, has roto aguas”. Lo primero que pensé iiiuuujjjuuuuuu dentro de poco voy a tener a Enzo en mis brazos.
Empecé a contar los minutos entre contracciones, eran cada 9, por eso me lo tomé con ligera calma, pero controlando en todo momento. Preparé mi plan de parto mientras estaba sentada en mi pelota, haciendo los ejercicios que me habían enseñado en Isis Mater (centro dónde realicé mi preparación al parto de forma respetuosa), al acabar me duche, me depilé en fin todo para estar lista para nuestro gran momento.
Hay que decir que mi marido mientras estaba en la cama porque el pobre venía de trabajar, pero en todo momento me decía, cariño estás bien, te ayudo en algo. Hasta que a las 5 decidí ir al hospital, ya que en la preparación al parto nos habían explicado que si habíamos roto aguas y además teníamos contracciones debíamos asistir al hospital.
Llegados al Hospital Pius de Valls, después de atenderme una recepcionista muy maja, me pasaron directamente a hacerme la prueba para ver si de verdad había roto aguas y dio POSITIVO, a lo que Miquel yo nos miramos cómo diciendo esto ya está aquí. Lo siguiente que me dice la comadrona es “estás de 1cm y el 70% del cuello borrado” y veo que aún estas verde por lo que te vamos a poner oxitocina a lo que yo me alarmé y le dije “ perdón he traído un plan de parto se lo podría leer?”. Al cabo de un rato vuelve con otra actitud y me pone las correas a los 10 minutos me empecé a marear y llamé a la comadrona para preguntarla si podía cambiarme de postura y me dijo que no porque si no porque no se haría el registro correctamente y yo le dije que sí ya que mi ginecólogo me las había hecho y también me había mareado y él me dejó cambiarme de posición y el registro salió perfecto. Pues nada, lo que hice es ponerme de lado y moverme yo las correas. Al rato, de nuevo me entra muchísimo dolor de barriga a lo que vuelvo a llamar a la comadrona y le digo que necesito ir al baño y ella me contesta que no puedo porque estoy con los registros, no me aguantaba más necesitaba ir urgente, pero ella seguía insistiendo que no podía ir y es cuando me empecé a cabrear como una mona. Sólo pensé pues si no me dejan ir al baño que tipo de respeto me están teniendo, no respetan mi fisiología, mi estado emocional (no estuvo presente en ningún momento, sólo cuando la llamábamos), el transcurso de mi parto.
Pero de repente, con el cambio de turno llegó mi Ángel de la Guarda, Montse Bach. Apareció en la habitación como un halo de aire fresco, diciéndonos que guay un parto natural y con Plan de Parto, pues a ver vamos a hacer una cosa, os voy a cambiar de habitación y os voy a poner en la sala de partos naturales, donde está la bañera, la pelota la liana, también he visto que pides poner tu música, pues ahora mismo os traigo la cadena de música. Nuestra opinión cambió en cuestión de décimas de segundo, se nos esbozó una gran sonrisa en la cara de Miquel y mía.
Al hacer el traslado me volví a sentir mal y le dije a Montse si podía ir al baño y ella me dijo pues por supuesto que sí y debes hacerlo porque estás en trabajo de parto. Montse en todo momento estuvo hablando con nosotros. Mientras hablábamos vio que Miquel me hacía masajes, me ayudaba con los ejercicios de pelota y nos pidió si nos podía hacer un reportaje para su página porque había visto muy pocos padres apoyar y ser tan empáticos con su mujer en estos momentos.
Fueron pasando las horas y mi dilatación era lenta y mis contracciones nada dolorosas, hasta que hacía las 15:30 la intensidad fue aumentando, pero nada que no se pudiera soportar (mis menstruaciones eran muy pero que muy dolorosas, por este motivo mi umbral del dolor es elevado). Seguíamos hablando, bailando, realizando ejercicios con la pelota, colgándome sobre la liana, masajes en las lumbares, masajes en los pecho hechos por mi marido para liberar oxitocina de manera natural…. Seguía aumentando la intensidad y se reducía el tiempo entre contracciones, ya nos las tenía regulares pero eran algo seguidas. Hasta que a las 18:00 Montse me dijo si quería entrar en la bañera y yo encantada de la vida. Me preparó el agua bien calentita, me puse dentro y de repente las contracciones seguían pero el dolor había desaparecido así estuve un rato (Montse se había tenido que ir a asistir otro parto y ya era el tercero y yo ahí sin parir aún, habían pasado 3 mujeres más).
De repente noto un dolor impresionante de una intensidad que no había apreciado antes, empiezo a tener contracciones fuertísimas (Tuve un efecto rebote en el dolor de las contracciones). Miquel me vierte agua por todo el cuerpo, me acaricia las lumbares, me ofrece agua para beber, me da masajes. Empiezo a estar molesta por el dolor, pero como bien dijo Montse iba a notar un gran cambio al entrar en la bañera, ya que dilataba 1 cm cada 2 horas. Entró Montse a ver como estábamos y le dijimos que el dolor había subido muchísimo de intensidad, en lo que ella empezó a explicarme que abría un momento clave que iba a pensar que no podría más y que a partir de ese instante tenía que ser consciente de que Enzo estaría conmigo muy pronto, que aguantara que era una campeona. Esas palabras me reavivaron, y pensé pues sí soy una campeona como tantas otras mujeres y además con una suerte inmensa de tener a Miquel al lado sabiendo en cada momento que quiero y no bloqueándose.
Al cabo de una hora y media o dos (no recuerdo, no controlaba muy bien el tiempo en esas condiciones), Montse me ofreció salir y le dije que sí porque empezaba a estar muy incómoda y justo al salir tuve una contracción inexplicablemente dolorosa y mordí mi albornoz (eso es lo que yo pensé, pues no, fue el brazo de Miquel, me lo dijo al día siguiente). Salí sobre las 20:00 o así me puse a andar. Me arrodillé la pelota ya no la quería, me colgué en la liana, no estaba cómoda de ninguna manera y entonces es cuando Montse me pidió permiso para hacerme un tacto y me dice” Molt bé Miriam, has dilalat fins a 8 cm has fet 2 cm en dues hores, venga força campiona que l’Enzo ja quasi està aquí”. Volví a retomar fuerzas, pero apoyada en la cama, ya que era la única postura que estaba bien. Montse me pregunto que cómo quería parir y le dije que así, apoyada en la cama porque sentía que podía hacer fuerza y estaba cómoda.
Al cabo de hora u hora y media, Montse me dijo que no me veía con fuerzas de tener a Enzo de pie (en ese in-pas de tiempo me desmayaba entre contracción y contracción, era como si me durmiera), por lo que me sugirió el potro y reclinada para que lo viera todo. En ese momento pensé, vaya que Fiasco no he podido parir como quería, pero mi mente estaba muy positiva y mi ángel me susurro si Montse te ha dicho que tengas a Enzo así es porque es lo mejor para Enzo y para ti. Esa vocecita de mi interior se interrumpió cuando de repente otra contracción me despertó de mi fatiga y me entraron ganas de empujar y le dije tengo ganas de empujar y me dijo no, no aún no espera que acabo de hacerte el masaje perineal y ya podrás empezar.
Ya empecé a empujar, al principio no se me daba muy bien porque la inercia de mi cuerpo era subir el culete, cosa que no dejaba bajar bien a Enzo y Montse me dijo que me imaginara que tenía un peso tirándome hacia abajo y a partir de ahí empujé super bien. Poco después me dice Montse, “quieres tocar la cabecita de Enzo”, y yo le dije “y como hago eso”, ella cogió mi mano me dirigió mis dedos hacia su cabecita. El hecho de notar a mi hijo, me dio más fuerzas que nunca para seguir apretando. De repente la Montse le dice a la enfermera “ves a buscar el mirall que els hi ensenyarem el capet de l’Enzo”, fue la imagen más bonita que en la vida había visto, era la cabeza de mi Enzo asomándose.
Hasta ahora todo había transcurrido con normalidad, y como me había explicado Montse anteriormente, si no llamaban al ginecólogo es que todo iría muy bien. Y cuál fue mi sorpresa que de repente oigo a Montse corre, corre llama al ginecólogo, pero a los 2 segundo dice no, no, no hace falta ya está. Esto fue porque Enzo tenía la mano en la mejilla y se había quedado encallado. Mi ángel de la guarda lo solucionó abriéndome de forma natural y desplazándosela.
En el instante que oí esas palabras de alerta mi mente se bloqueó y mis recuerdos son algo vagos, sólo tengo una imagen dónde Montse realiza un gesto como si sacara algo del cuello de mi hijo (pues sí era que tenía una vuelta de cordón) y lo siguiente que recuerdo es oír a Montse decirle a la enfermera “mira mira el que té L’Enzo”. Enzo nació con un nudo verdadero (es un nudo en el cordón y muy peligroso, pocos niños nacen vivos). Al oír eso y no escuchar que Enzo lloraba nos asustamos bastante. Luego me lo puso encima, le fregó con mucho cuidado la espaldita y rompió a llorar. Bufffff que alivio, no os lo podéis imaginar. Me eché a llorar mirando a Miquel, él aún estaba en shock pero le hice una broma, “mira, mira es negrito, yo te juro que sol he estat amb tú” y se puso a reír porque cuando le miramos era obvio que Enzo es hijo de él porque son dos calcomanías. Nació muy morado porque tenía la vuelta de cordón y llevaba 21 horas de parto.
Al rato Montse pinzó el cordón y pregunto a Miquel si lo quería cortar y dijo Sí por supuesto. Y también nos preguntó si queríamos el trozo del nudo de recuerdo, porque había sido todo un campeón al aguantar tanto esfuerzo y trabajo con el cordón, y le dijimos que SÍ. Al cabo de pocos minutos expulsé la placenta con previo aviso de Montse que tenía que volver a apretar que tenía una contracción ni me enteré. Luego nos la enseñó y dijo que todo estaba bien que estaban las 21 porciones.
Vino el ginecólogo a curarme y me dijo había sido muy buen parto, ni epidural, ni episiotomía. Que éramos una familia de campeones y sobretodo Enzo por la resistencia y la valentía del cordón.
Nos llevaron a la habitación donde habíamos estado en un principio y allí seguíamos Enzo y yo haciendo el piel con piel hasta que decidí ofrecerle el pecho porque veía que movía mucho el cuerpo y la boca como si estuviera buscando y dicho y hecho el enganche fue instantáneo. Madre mía que sensación la primera vez que tienes ese vínculo con tu HIJO, fue genial, Enzo, Miquel y yo éramos una nueva familia, un nuevo equipo en la vida, en el amor. Nunca imaginé que el amor a un HIJO fuera tan incondicional.
Me encontraba mejor que nunca y pregunté si podría ducharme al llegar a mi habitación y me dijo que sí, si no me mareaba ni nada.
En la habitación fue genial seguí teniendo a Enzo en brazos y él seguía en la teta tan campante, como si de un profesional se tratase.
Vinieron a buscar a Enzo para hacerle las pruebas pertinentes, pero en ningún momento me sentí violentada, al revés las chicas super amables y respetuosas.
Así que el día 6 de Marzo de 2013, Miquel y yo nos convertimos en las personas más felices del mundo gracias a nuestro Ángel de la Guarda, Montse Bach.
Gracias a ella y a comadronas como ella que nos hacen sentir que el parto no es una mera intervención que se realiza a diario, si no que cada familia, cada parto es un mundo y que cada mundo necesita ser cuidado de forma diferente para que se sienta en libertad, en armonía, en respeto y máximo confort.