La SEGO ejerce violencia obstétrica en un comunicado donde dice que la violencia obstétrica no existe:
Por la presente manifestamos nuestra repulsa al comunicado de la SEGO titulado Violencia obstétrica: Un concepto legalmente delictivo, moralmente inadecuado, científicamente inaceptable
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“Concepto legalmente delictivo”: ¿Qué artículo del Código Penal español tipifica utilizar el concepto violencia obstétrica? Ninguno.
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“Concepto moralmente inadecuado”: Una vez más las mujeres, en nombre de la moralidad, debemos aguantar y callar mientras se vulneran nuestros derechos y se violentan, patologizan y medicalizan injustificadamente procesos fisiológicos como son embarazo y parto, ambos de los acontecimientos más significativos que puede experimentar una mujer.
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“Científicamente inaceptable”: Lo que es científicamente inaceptable es que en España se incumplan sistemáticamente las recomendaciones oficiales internacionales basadas en evidencia (% de cesáreas, episiotomías, inducciones, partos instrumentales, cribados, etc.) con la connivencia y apoyo de la propia SEGO.
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Sobre las medallas por las actuaciones de la SEGO en las áreas deprimidas: este párrafo trata de justificar un supuesto prestigio de la SEGO desde el más puro colonialismo, racismo y es un ejemplo de complejo de “salvador blanco”.
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Sobre la contribución de la SEGO a la innovación y producción de salud: Les recordamos que en el ámbito obstétrico la inmensa mayoría de avances se están llevando a cabo precisamente desde la lucha y el activismo de movimientos de las mujeres que luchamos para dignificar las condiciones obstétricas en este país, a pesar de la resistencia y el repudio expreso de vuestra institución (repudio que precisamente se manifiesta una vez más en el comunicado objeto de discusión)
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Sobre el reto de saber que cualquier situación de salud es susceptible de enfermar y los cribados: Esto es un ejemplo del enfoque patologizador de la SEGO. La misión médica puede perfectamente centrarse en una perspectiva salutogénica de promoción de la salud. Y teniendo presente que siempre somos susceptibles de enfermar, también tendríamos que incorporar la autocrítica y asumir que muchos de estos cribados de prevención y determinación del riesgo no son basados en evidencia y son en efecto iatrogénicos, razón por la que no se practican en países donde la atención obstétrica se basa en evidencia.
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El comunicado plantea que antes del conocimiento científico por lo visto las interacciones madre-feto eran un misterio (¿como si la vivencia de las mujeres no fuera relevante o no importara?) y recurre no sólo al miedo patologizador de este discurso de acuerdo con el cual en cualquier momento sufriremos una desgracia aguda e imprevista (¿en el resto de la vida no pasa esto acaso?), sino que habla de las madres que se subordinan a estos supuestos conocimientos y procedimientos científicos como de madres “responsables” (las que se muestran críticas en algún aspecto, ¿son irresponsables pues?).
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Es directamente violencia, por misógina y basada en una concepción belicista de la vida, la frase “En el parto, cada individuo se enfrenta de forma solitaria a su destino en 10 centímetros de vagina, está en nuestras manos acompañarlo y ayudarlo a enfrentarse al resto de una vida de 80 años con la mejor adaptabilidad, salud e independencia social.”. “Cada individuo” no se enfrenta de forma solitaria a su destino, porque el parto es una cosa de dos: además de un bebé está una mujer, su madre, que ama a su bebé (lo ama más que cualquiera de vosotros de la SEGO) y lo acompaña al otro lado de su piel. La vagina no es un pasaje del terror, no es el tren de la bruja, ni es una emboscada mortal. La vagina y los genitales femeninos son perfectamente capaces de traer al mundo vida de forma amorosa (especialmente si terceros ajenos no lo fastidian). Tampoco venimos al mundo a “enfrentarnos” al resto de la vida.
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De nuevo, nos insta la SEGO a que no nos olvidemos “del compañero en este corto trayecto, el feto”. ¿Cómo iba a olvidarse la madre del feto? El feto está en su cuerpo, forma parte de su cuerpo, feto y madre son uno. El hecho de que una madre sea crítica con la SEGO no es por falta de amor a su hijo, sino precisamente por su tremendo amor hacia él, que se informa para tomar sus propias decisiones y cuidarlo de la mejor manera posible. Basta de paternalismo, basta de pretender que ustedes aman y conocen mejor a nuestros bebés que nosotras mismas. No se puede amar a un bebé dirigiendo misoginia hacia la madre.
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Dice la SEGO que entiende la libertad de expresión (a pesar de ello emite el presente comunicado), pero dice que bajo ningún concepto ni criterio se va a dar por aludida por términos como violencia obstétrica. ¿Cuándo se va a dar por aludida pues? ¿Cuándo se iniciará el debate? Cómo puede autodenominarse como científica una sociedad que no ejerce la más mínima autocrítica ni revisión, que sólo hace alarde a bombo y platillo de lo que dice que hace bien. Tampoco se sintió aludida la SEGO cuando se publicaban en su revista viñetas violentas y misóginas hacia las mujeres, les parecía “humor”.
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Dice la SEGO que ningún miembro (¿ni miembra?) de su institución practica la violencia obstétrica. De la gran cantidad de obstetras condenados en los tribunales por mala praxis, ¿ninguna/o formaba parte de la SEGO? Por supuesto que sí.
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Reivindicamos nuestro derecho como mujeres a vivir el embarazo, parto y puerperio desde un enfoque salutogénico de promoción de la salud, felices, con alegria, acompañadas de personas que confíen en nosotras y nos infundan confianza en nuestras capacidades, alejadas de postulados paternalistas, belicistas y misóginos como los que defiende la SEGO, una institución que a pesar de que pasan los años, sigue obstaculizando las reivindicaciones de las mujeres.
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Por último, es significativo que el Consejo Rector y Asesor que firma el comunicado, está integrado exclusivamente por señores. Como siempre, ¿todo por las mujeres pero sin las mujeres?