Naixement de Clàudia a la Clínica Dexeus


Naixement de Clàudia a la Clínica Dexeus – Maig 2012

No pudimos quedarnos “embarazados” hasta que a papi no le dieron los resultados de todas las pruebas genéticas que le hicieron y tardaron la vida… Sobre todo porque se olvidaron de enviarnos los últimos resultados y hasta que no los reclamamos, no nos los dieron. Por suerte, todos salieron negativos y pudimos ir en busca de tan deseado embarazo.

La verdad que fue “llegar y besar el santo” y al primer intento, embarazo conseguido. El embarazo fue de ensueño, sin molestias, ni una náusea… Viajando a Sevilla cada lunes y volviendo a casa cada viernes, incluso nos permitimos viajar a México sin ningún problema. Sólo al final apareció la temida ciática, pero en cuanto hice reposo, pude continuar esperando tu llegada sin más problema.

Durante el embarazo asistimos a las clases de preparación para el parto que ofrecía la clínica, donde nos convencían de los beneficios de la epidural, de las episiotomías y demás intervenciones que a día de hoy aún ni me creo que se atrevan a hacer con los resultados que dan… En una de las visitas a la doctora que llevaba el embarazo, a tu padre se le ocurrió preguntar que si había alguna posibilidad de acabar en cesárea, a lo que nos contestó que no, que todo pintaba que iba a ser un parto vaginal “al uso” (con todo el pack de intervenciones incluido). Con esto ni contemplamos la posibilidad de la cesárea, ibas a nacer vaginalmente, con epidural y me iban a hacer una episiotomía porque era “mejor” que desgarrarse.

Pasaron las semanas, calculadas por ecografía porque con la vida de caos que llevaba con el trabajo, no me apunté el último día de regla cuando me quedé embarazada, y llegamos a la semana 41, monitores un día, monitores otro… y curiosamente una prueba parece que salió mal porque no reaccionaste a una vibración que hicieron en mi barriga mientras estaba conectada a los monitores. En vez de repetirme la prueba por la tarde, la doctora (que parecía estar harta de verme en la consulta), decidió provocar tu llegada estando verde como una lechuga… Yo sabía que en estos casos las probabilidades de acabar en cesárea eran altísimas, pero cuando te amenazan diciendo que algo puede pasarle a tu hija, te dejas abrir en canal si hace falta. Me pasé toda la tarde y toda la noche rogando ponerme de parto, llorando y tú aún no habías decidido nacer…

Al día siguiente llegamos a la clínica, maletas en mano, dispuestos a conocerte, aunque fuese a la fuerza y de una manera que no nos gustaba demasiado. Nos hicieron el ingreso y llegué por mi propio pie a los paritorios de esa maldita clínica donde me dijeron que me quitase todas las joyas (seguro que ya sabían cómo iba a acabar el paripé), la ropa y ya me pusieron la bata y la vía con oxitocina por un tubo. Aún me podía mover un poco por el borde de la cama, pero el monitor al que estaba atada no daba mucho de sí, de todas formas no pedí la epidural y dejé que la oxitocina fuese haciendo efecto. Tactos y más tactos y la cosa no evolucionaba, “te vamos a romper la bolsa”, me dejé hacer… Rompió tu casita una estudiante y noté como agua calentita salía de mi. Me dijeron que ahora lo mejor era pedir epidural, porque no iba a aguantar el dolor… Así hice, ellos sabían más que yo de esas cosas… En qué momento la pedí, la anestesista, que estaba por todo menos por lo que tenía que estar, no puso la anestesia bien y no culpo a mi cuerpo, culpo a la anestesista, porque lo hizo mal, me pincho tres veces, me dejó amoratada toda la espalda y la anestesia se lateralizó, por lo que notaba todo mi lado izquierdo y por lo tanto las contracciones de oxitocina sintética. Lo aguanté bien, parece que tengo el umbral del dolor bastante alto. Tactos y más tactos, de la médico adjunto, de la residente, de la comadrona que ni se presentó… La cosa estaba parada, me dijeron que esperaban una hora más y que si no dilataba más, iríamos a cesárea porque “no querían esperar a que tu sufrieses”, yo creo que se acercaba el cambio de turno…

Pasó una hora más, y evidentemente no había dilatado más, en una habitación donde no paraba de entrar gente, donde hacía un frío que pelaba y donde no podía moverme, qué esperaban??? He de reconocer que cuando me dijeron que ya me dijeron que ibas a nacer por cesárea tuve un sentimiento de liberación, un POR FIN VAMOS A CONOCERNOS y me dejarán tranquila… Me vino a buscar el camillero, Sergio se llamaba, el único con un poco de empatía de todo aquel personal y me llevaron a quirófano sola porque la anestesista dijo que no podía acompañarme tu padre y me pusieron más dosis de anestesia. “Notas esto?” me dijeron, y yo “Claro que sí, me estás pinchando, noto todo”. Y para qué perder tiempo en ponerme la raquídea para verte nacer, la anestesista decidió ponerme anestesia general, nadie te iba a recibir, ibas a estar sola hasta llegar a los brazos de tu padre. Te sacaron y al cabo de un rato estuviste con tu padre, que te sacó a ver a tus abuelos dos segundos, no les dejaron ni hacer una triste foto para que yo te viese recién nacida… Y yo que iba con la cámara para hacer un reportaje de tu nacimiento, ilusa de mi. Luego se te llevaron, no sabemos dónde, supongo que a vestir, peinar y bañar. Yo me desperté en el quirófano, sin saber nada de ti. Luego me dejaron sola, vacía, en reanimacioreanimación, llorando de la pena de no saber nada, nadie me decía nada excepto una enfermera que dijo “Si no paras de llorar no te vamos a traer a la niña”, muy empática ella… Enseguida apareció de nuevo el camillero y me dijo que no me preocupase, que en seguida te traerían. Yo seguía llorando hasta que te trajeron, vestidita con un pijama gris con una vaca dibujada y un gorrito rosa, yo pensé “tu padre vaya conjunto te ha escogido, esto no es lo que yo quería ponerle”, te pusieron sobre mi pecho y dejaste de llorar, seguramente ibas glucosada perdida, fijo que te dieron algo para estar tranquilita o al estar conmigo dejaste de llorar, no lo sabré nunca. No te podía ver la cara, no podía levantarte para verte, yo sólo te abrazaba y lloraba de la emoción y de la pena de todo lo que me había perdido ya de tu tiempo de vida. Vino una doctora y me dijo “qué te parece?” y le dije “es que no la puedo ver y no puedo moverme”, te separó un poquito de mi y por fin vi tu carita, eras muy guapa (y ahora también), el amor de madre apareció! Ya no nos separamos hasta llegar a la habitación.

Luego la recuperación de la operación sorprende lo rápido que va, empiezas que no puedes ni moverte y al día siguiente estás caminando. Pero es muy triste necesitar ayuda para todo, no poder toser, no poder reir, oirte llorar y no poder levantarte a cogerte y ponerte a la teta, es horrible. Admiro a quien pase por esto sin familia que te pueda acompañar, yo no sé qué hubiese hecho sin tu padre, que se levantó durante mucho tiempo a cogerte de la cuna para que yo te diese de comer, incluso meses después estando en casa.

Estuve mucho tiempo llorando, no sabía por qué, si por el trauma de verme sola y no saber de ti, por no tener la posibilidad de parir, no lo sé… La gente me decía lo de siempre, que me alegrase, que estábamos las dos bien, qué te van a decir…  Que no llorase que la luego se pasaba todo a la leche y demás barbaridades… Pues si tenía ganas de llorar qué iba a hacer? Yo seguía llorando, estaba contenta y triste a la vez, por suerte la lactancia fue sobre ruedas y no tuve el sentimiento que dicen de “este no es mi hijo”.

Al cabo del tiempo, empecé a darle vueltas al tema, di con la lista de Apoyocesáreas y me di cuenta que era muy posible que mi cesárea fuese “innecesárea”, busqué información, pedí todo mi historial, tuve que revivir todo al leerlo, lloré mucho al recordarlo, pero con todo esto aprendí, me informé y intenté por todos los medios que tu hermano no pasase por lo mismo que debiste pasar tú, porque lo que pasé yo, da lo mismo, pero lo que te debieron hacer a ti, sola, sin una voz conocida, no me lo perdono.

Gracias Clàudia por enseñarnos tanto, si tu nacimiento hubiese sido como los de la mayoría, no me hubiese cuestionado nada, en vez de tener una cicatriz en un sitio, la tendría en otro, aunque tal vez no la tendría en el corazón.
Gracias Roger, por aguantarme, dirigiendo desde la cama, trayéndome a la peque cada vez que lloraba para que le diese de comer, cambiando tantos pañales porque yo no me podía ni mover, no sé qué hubiese hecho sin ti.

2 Comments:

  1. Intolerable. Yo me largué de esa clínica al terminar el primer trimestre, me querían poner en un estudio clínico y administrarme medicamentos de forma experimental durante el embarazo. Mal mal mal mal mal.

  2. Patetica la atencion de este cebtro sanitario. Esas quejas mandar.las a l.atencion a l.usuario del mismo hospital si son muchas a ver si reflexionan en la mala praxis.
    Muchos animos. Es una pena que haya este deshumanizacion del parto. Verguenza de professionales.

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