“Ya han pasado 2 meses y cinco días desde el día del parto y sigo sin entender qué pasó. Sigo dando vueltas a la cabeza y no encuentro razones.
Pensé que esta vez viviría mi parto de manera consciente de principio a fin.
Imaginé que disfrutaría de cada momento y de cada contracción.
Soñé en convertirme en una loba y poder aullar a la luna llena.
Supliqué durante el embarazo para que todo fuera bien y no repetir un parto en el hospital.
Crucé los dedos y creí que no me pasaría, que esta vez sería distinto.
Hoy con un poco de tiempo necesito escribir mi último parto, mi parto en casa robado.
Mi primer parto en el hospital fué robado, así lo sentí y así lo sigo sintiendo.
En octubre del 2016 me volví a quedar embarazada.
En ese momento no pensé en nada, únicamente me prometí informarme lo suficiente como para poder dar el recibimiento que mi hijo se merecía.
Pasaban los meses y viendo que el embarazo marchaba bien decidí contactar con profesionales que atendían el parto en casa, pero todas las que me gustaban eran de Barcelona y no atendían partos en casa en Lleida, la distancia entre poblaciones era el motivo, y un motivo de peso (1 hora y media)
Viendo que no sería posible un parto en casa, consideré la posibilidad de contratar una Doula para empoderarme y hacer frente a un parto en un hospital y que fuese 100% respetado. Me puse en contacto con dos, pero justamente en esos momentos no podían atenderme.
Finalmente me decanté por hacer ese trabajo interior con una matrona y escoger un hospital con protocolo de parto respetado (los dos hospitales que habíamos elegido están fuera de nuestra província, pero merecía la pena. Queríamos hacer todo lo necesario para la llegada de nuestro bebé, aunque me dolía el alma al tener que dejar al peque de tres años en casa y a tanta distancia) Me puse en contacto con una y le expliqué que necesitaba a alguién que me ayudara en este embarazo, que me ayudara a seleccionar de entre todos los procedimientos clínicos los que realmente eran necesarios e intentar llevar yo las riendas de mi embarazo y posterior parto. En su consulta le expusimos nuestros anhelos, nuestros temores y lo que nos hubiera gustado hacer. Nos responde que el parto en casa es posible. Que ella y su compañera llevan mucho tiempo acompañando a mujeres en sus partos en casa. Nos pone facilidades para que podamos vivirlo y mi pareja es la que me convence para que así sea finalmente.
Mi corazón rebosaba de alegría y mi vientre palpitaba de placer… podría parir en casa y no separarme de mi primer hijo. Toda mi vida había soñado con un parto en casa. Me emocionaba saber que lo podría experimentar. Quería vivirlo intensamente.
Con las llevadoras teníamos una visita al mes.
Con una de ellas no conectaba al 100%, pero conectaba. Con la otra no conectaba mucho, pero cómo quería que mi parto y el nacimiento de mi segundo hijo fuera respetado, pues me centré en buscar las mejores sensaciones.
Tenía algunas dudas y muchas veces me daba la sensación que no se me atendía cómo pensaba que se debería de atender, muchas dudas que les exponía en el grupo de watsup o no eran contestadas o lo hacían al cabo de los días (dos amigas hacía poco que habían tenido sus partos en casa atendidas por llevadoras de NAC y me explicaban sus visitas y seguimiento y era muy diferente al mío), pero al ser la primera vez que vivía esta experiencia intentaba quedarme con la parte positiva, pensar que todo el mundo trabaja de distinta forma y seguir soñando con mi parto en casa.
El primer chasco llegó cuando a poco menos de un mes de parir me dicen que temen que mis gatos puedan pinchar la piscina de partos, que quizás mejor me compre una piscina del decathlon. Cuando les digo que mis gatos no van a pinchar nada me sueltan que también lo dicen por el peso de la piscina, que quizás mi piso no aguantaría tanto peso (es un piso nuevo, y aunque es verdad que en la zona dónde la pondríamos no hay pared de carga, no hubiera habido problema)
Total, que pasé de sus comentarios y les pedí que me trajeran la piscina tal y cómo habíamos acordado el día en el que decidí finalmente tener mi parto en casa con ellas, y que yo quería el parto en el agua si así me apetecía.
Traen la piscina en la semana 38 creo recordar. Fué la última visita que hicimos con las llevadoras (Habían incorporado a una nueva llevadora y me la presentaron en esa visita)
En esa misma semana envío un correo a la primera llevadora con la que contacté para recordar los puntos que habíamos acordado en la primera y segunda visita, ya que no firmamos ningún contrato y creí que sería conveniente tener las condiciones de pago por escrito. Ella en lugar de contestarme por correo, me llama y me lo dice por teléfono.
Entramos en la semana 39. Hago el amor con mi pareja y pierdo un poco de tapón mucoso y sangre. Les hago saber a las llevadoras lo que ha sucedido pero no dan mucha importancia.
Me toca revisión del gine en el hospital sobre la 39+4. Acudo al hospital, realizan ecografía, controlan al bebé y todo perfecto.
Envío mensaje a las llevadoras y les digo que todo ok, pero que nos acercamos a la semana 40 y que hace dos semanas que no nos vemos. Me dicen que si eso, nos vemos en la semana 41, pero que quizás no nos dé tiempo porqué quizás ya me he puesto de parto (recordaros que la última visita fué en la semana 38) Me duele ver que en las últimas semanas se desconectan de mi parto. Si lo recuerdo bien, mis amigas de Barcelona habían recibido, en las últimas semanas de embarazo, una visita casi cada 3 días. Es que no lo entiendo, es mi segundo parto, el primero nació en la semana 39+2, lo explico para hacer ver la tranquilidad con la que trabajan. También les había comentado que llevaba unos días con dolores de regla, pero no dan importancia.
Total, llega el viernes 30 de junio y me envían un watsup a las 8 de la noche diciéndome que esa noche y la noche del día 1 de julio lo tienen complicado porque una de las llevadoras trabaja y las otras dos tienen compromisos familiares. Que las avise con tiempo si me pongo de parto.
Así, tal cuál. Yo de 40+5 y ellas en lugar de estar de guardia, están con compromisos familiares. Me pongo triste y rezo para que mi bebé no decida nacer esa noche.
Me despierto por los dolores de regla que estoy sintiendo a eso de las 3 de la madrugada del viernes (ya es 1 de julio)
Voy al baño, saco más tapón mucoso y los dolores de regla siguen.
Las aviso al momento tal y como me dijeron, no sé porqué pero siento que ha llegado el momento del parto. En el watsup que les envío les indico que estoy teniendo contracciones diferentes a las que había estado sintiendo esas últimas semanas. Les informo que he sacado tapón mucoso con hilos de sangre y que me pondría a controlar las contracciones.
Lo leen al momento pero no me dicen nada de nada.
Controlo las contracciones. A las 3:42 les envío captura de pantalla de las contracciones, son cada 5 minutos. Ellas siguen sin contestarme. Y yo voy haciendo mi trabajo de parto. Conecto con mi bebé, bailo las contracciones. Tengo a mi pareja y a mi peque durmiendo en la habitación. Me pongo a limpiar la taza del W.C y la bañera (sí, es una locura, pero necesitaba limpiarlo)
A las 4:10 vuelvo a ir al baño. Les digo que las contracciones son más dolorosas, cómo los dolores agudos de regla y que al limpiarme he manchado el papel con sangre, aunque nada alarmante. Les envío foto de la aplicación de las contracciones y de la mancha de sangre. Las contracciones me duelen algo más y yo ya estoy algo desconectada de mi parto porque veo que en hora y media no me han dicho nada de nada.
Cuando ven la sangre de la foto que les he enviado me dicen por watsup (4:28) si solo hay esa sangre o estoy sangrando más. Les digo que no, que no hay más sangre que esa. La llevadora que contacté por primera vez me llama (son las 4:26) y que “sus motivos familiares” las tienen a 3 horas de viaje (justamente las dos llevadoras que tendrían que estar de guardia están a 3 horas de viaje) Me comenta que ese sangrado se tendría que valorar y yo le contesto, medio cabreada porque veo venir que pasan de venir, que si con esa afirmación me está enviando al hospital para que me valoren. Solo sabe decirme que se ha de valorar, aunque yo me siento tranquila y no veo nada alarmante en ese sangrado. Solo veo que ellas pasan de atender mi parto en casa.
Allí me muero, allí me parto, me rompo y se lo hago saber. Allí quiero llorar. Mis contracciones son cada 2′ y lo único que me dicen es que ese sangrado se tendría que valorar. Pero que ellas no van a llegar. Yo flipando colores y discutiendo por teléfono. Estoy de parto y estoy desconectando de él para discutir con mis llevadoras el por qué no están dónde les correspondría estar. No entiendo nada. Solo quiero llorar.
Mi marido estaba llenando la piscina. Mi hermana, que vino para estar con mi peque de tres años, me miraba y no sabía qué decir. Yo miraba a los tres y no sabía nada, no estaba, todo lo que había a mi alrededor daba vueltas cómo en una noria. No, eso no lo estaba viviendo, no podía ser. Llevaba una hora y media de parto y trabajándolo yo sola… y después de hablar con ella por teléfono ,en ese mismo momento me muero, me fustro, no quiero ni pensar, no quiero sentir, NO QUIERO NI PARIR… No me salen las lágrimas, pero me queman la garganta. No me salen las palabras.
La llevadora que esa noche trabajaba me comenta por watsup que me acerque a su lugar de trabajo que me valorará para ver si me voy o no al hospital.
Pero es que no hace falta que me valore, estoy de parto, lo sé, lo siento.
Después de las palabras que me crucé por teléfono con la primera llevadora, esta escribe en el grupo de watsup: “Nos movilizamos para bajar” (4:41) Les digo que ok, pero las contracciones son cada 2 minutos y ellas estan a 3 horas. A las 4:51 les pregunto si dará tiempo. La que trabaja esa noche me comenta que no puedo esperar más de 2 horas sin hacer nada. Les digo que me duele (estoy totalmente desconectada. Estoy rota por dentro. No quiero parir y bloqueo… por eso me duele, lo sé, pero no puedo evitarlo)
Le digo a mi marido que quiero la epidural, no puedo más. Me duele mucho y pienso que todavía me quedan muchas horas de parto e imagino que el dolor irá aumentando y no puedo ni pensar en cómo sobrellevarlo ante esa desconnexión. Ya no se qué es lo que más me duele, si las contracciones o el haber confiado en estas llevadoras.
La que trabaja esa noche me vuelve a escribir y me dice: “Creo que te tienes que mover, lo siento mucho, pero creo que estás de parto” No sé si reir o llorar. Ya sé que estoy de parto, ya se lo dije hacía más de 1 hora y media.
A las 5:01 decido irme al Hospital. Le digo a mi marido que deje de llenar la bañera. A ellas les digo que estoy desconcertada y que me cuesta conectar y me sueltan: “Creo que hacéis bien hecho” En serio, no sé dónde tienen el tacto y la profesionalidad. No es que haga bien hecho, es que no quiero parir sola en casa. Mi mente va y viene. Conecta algo con el dolor pero al momento sigue flipando con todo lo que me está sucediendo. Es de chiste. No entiendo nada.
Rota por dentro, acabo de arreglar mi maleta para el hospital y la de mi bebé. Solo pienso en el dolor que me provoca robarle el nacimiento a mi hijo. Me da miedo ir al hospital y volver a vivir lo que viví en mi primer parto. Me duele sentirme cobarde ante el dolor y pedir la epidural (no digo que quienes pidan la epidural sean cobardes, solo expreso cómo me sentí yo, cómo después de llevar bien el dolor me rindo y quiero desconectar de mi parto) Siento que solo quiero llorar.
Dejé a mi hijo en casa con mi hermana. Él lo entendió y ni protestó. Un amor. Cogí mi bolsa y mi penas y nos fuimos para el hospital.
No sé cómo describiros el nivel de desconexión que tenía en esos momentos. Solo decir que no quería estar en mi piel en esos momentos, no quería parir. No quería ir al hospital. Así no era cómo lo había soñado. Decir que tenía muy asumido que ante cualquier complicación durante el parto en casa no dudaría en acudir al hospital, pero lo que estaba viviendo no era eso, lo que estaba viviendo era que me habían dejado en la estacada, que estaba sola.
Llegué al hospital a las 5:25.
Fuí a admisión y de allí a la planta de maternidad.
Una vez allí entré sola (no entiendo porque no pueden entrar acompañantes en ese primer momento), me crucé con una llevadora y le di mi plan de parto, pero le dije que quería la epidural. Me dijo que entonces el plan de parto no servía pero yo le dije que sí, que habían otras cosas importantes que quería que se respetaran.
Me dice que ok a la epidural, pero que primero me quiere valorar.
Necesito mear. Voy al baño. Rompo aguas…wooowww, qué sensación. Voy de vientre y quiero empujar.
Salgo del baño, pero vuelvo a entrar. Sigo soltando aguas y empujando. Notó un ploff, siento bajar algo dentro de mi.
(yo sigo desconectada y no me apetece parir)
Voy al box. Le explico todo lo sucedido. Me pongo a llorar. Ella me acoge tan y tan bien. Me anima. Me da apoyo. Hace que pueda conectarme un poco más a mi parto.
Me valora. Alucina, estoy de 8 pero me dice que empuje un poco: estoy en completa, le ve el pelito. Ni via, ni monitores, ni camisón… mi marido por ahí fuera intentando entregar mi plan de parto… El celador me viene a buscar para ir a paritorio. Las llevadoras buscando a mi marido para que pueda ver el parto.
En el paritorio me ponen una vía, me ayudan a sentarme en la cama (no tengo ni fuerzas para pedir que me dejen parir en posición más fisiológica)
Me van animando. Me dicen que en nada tengo a mi bebé. Me indican que no puje tan fuerte (quiero acabar rápido y desconectarme más si puedo)
Me animan a pujar. La llevadora, que sigue siendo un amor, me indica que si quiero puedo coger a mi hijo y así en el último pujo sacarlo yo, pero no puedo. Tengo mis manos agarradas a la cama, no puedo ni quiero parir. Estoy muy muy desconectada. Sigo queriendo solo llorar. Un último pujo y mi hijo encima de mi. Mi corazón, mi amor, mi vida… y nació solo, nació sin que su madre se conectará a él. Esto me rompe, me duele y espero devolvérselo cada día con todo mi amor.
Respetan el corte tardío de cordón, respetan que pueda llevarme mi placenta y la ponen en una cajita preparada para llevarme a casa.
La llevadora un amor en todo momento. Me ayudó a sacar las últimas fuerzas que habían en mi desde el primer momento que me atendió. Piel con piel… Total, nació a las 5:50. No estuve ni 25′
Acabó siendo un parto respetado pero con muchas sombras. Dejé a mi primer hijo en casa (nunca había dormido sin mí) y abandoné a mi segundo hijo en su nacimiento.
Hoy por hoy, cuándo pienso en este segundo parto me viene a la memória el momento en el que no quiero sostener a mi hijo en el momento de nacer, y me duele mucho muchísimo. Sé que con el tiempo sanaré este momento.
Yo que había soñado con un parto respetado en casa… casi lo consigo.”